Lewis Hamilton se marchó de Mercedes para unirse a Ferrari con la ambición de conquistar su octavo título en la Fórmula 1, pero no parece que vaya a suceder.
Sin embargo, el piloto británico pronto se dio cuenta de que necesitará un verdadero milagro para lograrlo, ya que ni el equipo italiano ni él mismo le ofrecen la oportunidad que esperaba.
Hamilton debutó en la F1 en 2007, posicionándose en el podio al terminar segundo en el campeonato con McLaren Mercedes. Desde sus inicios se perfiló como un piloto excepcional, capaz de igualar y superar numerosos récords.
A día de hoy, su último paso hacia la inmortalidad parece haberse detenido, depositando sus esperanzas en el nuevo coche y en las modificaciones del reglamento para 2026.
Hamilton en McLaren Mercedes
Hamilton irrumpió en la F1 en 2007 y rápidamente se aseguró el segundo puesto en el campeonato al sumar 109 puntos y conseguir cuatro victorias. Su primera hazaña llegó en Canadá, y ese triunfo fue solo el inicio de una larga lista de éxitos.
En 2008, volvió a ganar cuatro carreras e incluso se coronó campeón del mundo en su segundo año, aunque esa racha de éxitos no se mantuvo sin altibajos.
Entre 2009 y 2013, Hamilton sumó doce triunfos en total. Sin embargo, terminó las temporadas en posiciones poco destacadas (5º, 4º, 5º, 4º y 4º) en el campeonato, en gran parte porque Sebastian Vettel y Red Bull comenzaron a dominar rotundamente. McLaren Mercedes, por su parte, no supo dar respuesta a este nuevo desafío.
En 2014 comenzó una etapa revolucionaria en la F1, marcada por nuevos motores y coches. Mercedes emergió como el equipo indiscutible, desarrollando la máquina más veloz del pelotón.
Fue el comienzo de una de las épocas más dominantes de la historia del deporte. Hamilton se consagró campeón en 2014, 2015, 2017, 2018, 2019 y 2020, y de haber sido constante su compañero Nico Rosberg podría haber asegurado una séptima victoria consecutiva.
Durante esos años, Hamilton prácticamente no fue desafiado ni por su compañero ni por otros pilotos, salvo la ocasional amenaza de Rosberg. Sin embargo, en 2021 la situación dio un giro inesperado.
El año 2021 trajo consigo un rival formidable en Max Verstappen. Ese año, Hamilton logró ocho victorias en las 22 carreras y acumuló 387,5 puntos, pero tras el polémico Gran Premio de Abu Dhabi ese puntaje no fue suficiente.
Verstappen se impuso gracias a un safety car en el tramo final y una increíble remontada en la última vuelta, llevándose el título mundial. Mercedes y el propio Hamilton argumentaron durante meses que, de haberse seguido el reglamento de Michael Masi, ellos habrían merecido ganar. Finalmente, sin llegar a un reclamo formal, Hamilton guardó silencio y regresó en 2022 con la ilusión de una nueva era en la F1.
Los nuevos coches no terminan de convenir a Hamilton
Durante las temporadas 2022, 2023 y 2024, Mercedes no supo adaptar correctamente los cambios aerodinámicos y, para empeorar las cosas, Hamilton no se sentía cómodo en un coche demasiado bajo.
En esos tres años, el británico ganó solamente dos carreras (ambas en 2024) y no pudo conquistar ninguna en 2022 y 2023. Ante esta situación, Hamilton concluyó que en Mercedes no tenía posibilidades reales de ganar un campeonato a corto plazo y, considerando que su carrera en la competición no es interminable, decidió dejar el equipo.
A principios de 2024 se confirmó el futuro: a partir de 2025, Hamilton se unirá a Ferrari en sustitución de Carlos Sainz. Muchos lo consideran el mejor piloto de todos los tiempos y, estadísticamente, uno de los grandes exponente que pisa el suelo del equipo más histórico de la F1.
Además, durante la temporada, Ferrari demostró una velocidad notable, llegando incluso a contar con el coche más rápido en pista a finales de 2024. Todo parecía encajar como en un cuento de hadas.
Hamilton y Ferrari en busca de respuestas
Durante el invierno, Ferrari realizó importantes modificaciones en su coche con la esperanza de brindar a Hamilton y a Leclerc una verdadera oportunidad de pelear por el título. La estrategia se centró de manera tajante en el corto plazo y en el campeonato de 2025, pero los cambios terminaron generando más inconvenientes que mejoras en el rendimiento.
El principal problema se ha centrado en la fase de clasificación y en la altura del coche. Este último aspecto impide que se extraiga el máximo potencial sin comprometer la estructura de la base, generando importantes pérdidas de rendimiento que tanto Leclerc como, sobre todo, Hamilton han notado.
En 2025, los resultados de Hamilton han sido: 10º, descalificación, 7º, 5º, 7º, 8º, 4º, 5º y 6º. Si bien la regularidad es notable, no alcanza para contar entre los mejores. Hamilton no logra competir al mismo nivel que Leclerc, quien casi cada fin de semana saca mayores números de su coche, pero incluso esto no ha sido suficiente para que Ferrari se plantee seriamente una lucha por el título.
Todos los esfuerzos se centran en 2026
Ahora la mirada está puesta en 2026 y en las nuevas regulaciones, que se centrarán principalmente en los motores. La gran incógnita es si Ferrari podrá desarrollar una unidad de potencia que se adapte a estos cambios, que sea eficiente y que, a la vez, complemente a un coche aerodinámico competitivo.
Para Hamilton, 2026 es su última esperanza. El piloto británico confía en que los nuevos coches se adaptarán mejor a su estilo, pues tanto en Mercedes como en su actual Ferrari se ha sentido incómodo en vehículos tan pegados al suelo.
Aunque solo el tiempo dirá si este cambio será decisivo, queda claro que esta será su última oportunidad. Hamilton apuesta con todas sus fuerzas por 2026, y si llegara a retirarse después de esa temporada, podría incluso influir en el futuro de Verstappen en la F1. Mientras él permanezca en pista, esa posibilidad no se vislumbra para el holandés.
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