Baku será la "prueba de fuego" para el DRS de Red Bull

Paul Monaghan, ingeniero en jefe de Red Bull, confía que el equipo haya solucionado sus problemas con el DRS, pero también confesó que las altas velocidades de apertura en Bakú serán la "prueba de fuego".

En el Gran Premio de España, el campeón mundial Max Verstappen vio arruinada su última vuelta rápida en la calificación debido a un mal funcionamiento de la aleta del DRS y que lo orilló a que abortara la vuelta.

Si bien el equipo austriaco pensó que había encontrado una solución rápida entre la clasificación y la carrera, el problema volvió a surgir el domingo y obstaculizó al neerlandés en su camino hacia una victoria poco probable.

Monaghan reconoció que el Gran Premio de Azerbaiyán de este fin de semana será la prueba definitiva si la confianza de Red Bull está garantizada.

"Bakú presenta problemas ligeramente diferentes, tu velocidad de apertura es de 160 km/h en Mónaco, para Bakú es de 300 km/h. Por lo tanto, no se trata realmente del peso sobre el flap, sino de levantarlo contra su propia carga aerodinámica".

"Creo que sería una tontería dormirnos en los laureles. Sabemos lo que hicimos mal. Era nuestro cometido arreglarlo, así que hasta ahora estamos bien".

Apuesta fallida

Antes del Gran Premio de Mónaco, los ingenieros de la escudería de Milton Keynes se concentraron en encontrar una solución al problema y, según Monaghan, el equipo ahora ha aprendido sus "lecciones dolorosas" y ha puesto una solución permanente.

"Nuestro problema con el DRS fue autoinfligido, pienso que si somos honestos, ahora hemos aprendido nuestras lecciones bastante dolorosas", dijo el jefe de ingenieros, tras sugerir que el equipo pudo ir más allá de límite un esfuerzo por reducir el sobrepeso del RB18.

"Hay un suspiro de alivio después del trabajo que hicieron algunas personas muy inteligentes, la investigación y las comprobaciones. Hicieron un trabajo fenomenal en un período de tiempo muy corto.

"El desafío ha cambiado de un circuito a otro, el tiempo de espera cambia, la velocidad de apertura cambia, las condiciones cambian.

"Estoy confiado, mucho más feliz con base en lo que aprendimos al salir de España. Supongo que la parte irritante es la lección que tuvimos que recibir en bandeja de plata, pero seguimos adelante".

Si bien el problema pareció desaparecer en Mónaco, Bakú plantea un desafío completamente diferente con una velocidad máxima de más de 340 km/h en su recta de 2,2 km de largo.

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